Un nuevo episodio sacude la relación entre dirigentes políticos en Córdoba, luego de la difusión de un video generado con Inteligencia Artificial que involucra al gobernador Martín Llaryora. El material, que imitaba su voz y apariencia, fue publicado por cuentas cercanas al diputado nacional Rodrigo de Loredo. Aunque el legislador asegura que aclaró que el contenido era apócrifo, la polémica ya está instalada.
Durante una actividad en Río Cuarto, Llaryora expresó su malestar y pidió disculpas públicas: “Me han injuriado y eso siempre duele. Lo que se publica en redes no se borra con facilidad, y mucho menos si se hace con intencionalidad”. El gobernador también hizo un llamado a reflexionar sobre el uso ético de la tecnología: “La Inteligencia Artificial puede salvar vidas o destruir reputaciones. Depende de cómo se la use”.
En respuesta, De Loredo defendió su accionar, argumentando que el video tenía fines irónicos y que fue debidamente aclarado. “No hubo intento de engaño, aclaré en todas las formas posibles que no era real”, sostuvo.
Sin embargo, la controversia escaló rápidamente. Desde el Gobierno provincial, el ministro Manuel Calvo adelantó que no se descarta acudir a la Justicia. “Es un hecho grave que atenta contra la institucionalidad. Queremos una retractación pública y la eliminación del video”, afirmó.
Este episodio vuelve a poner sobre la mesa una cuestión clave: ¿hasta dónde es lícito el uso de tecnologías como la Inteligencia Artificial en el ámbito político? La discusión no es nueva, pero adquiere fuerza frente al crecimiento de los llamados «deepfakes».
AHORA NO CONCUERDA CON LOS USOS INDEBIDOS DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL, y considera que estas herramientas deben estar al servicio de la información veraz y el respeto institucional. En un contexto donde la tecnología avanza a pasos acelerados, la responsabilidad de su uso recae no solo en quienes la desarrollan, sino también en quienes la emplean para comunicar.
