Un informe alerta que los haberes cubren apenas el 30% de lo que necesita un adulto mayor. Muchos jubilados deben seguir trabajando en la informalidad para poder vivir.
Los adultos mayores viven una situación alarmante en Argentina. Según un informe de la Fundación Colsecor, la jubilación mínima más el bono extra que permanece congelado desde hace más de un año apenas alcanza el 30% del valor de la canasta básica para un jubilado, que supera el millón doscientos mil pesos.
Hoy, un jubilado que cobra la mínima percibe $296.481 más un bono fijo de $70.000, mientras que la canasta para cubrir necesidades esenciales como alimentos, medicamentos, alquiler y transporte se ubicaba en abril en $1.200.523. Esta brecha empuja a muchos mayores a seguir trabajando, aunque sea en condiciones precarias o en la informalidad, según advierte también la Defensoría de la Tercera Edad.
El problema no es que sigan activos, sino que lo hacen por necesidad y no por elección. Las tareas que logran conseguir suelen ser changas, empleos mal pagos o sin ningún tipo de cobertura ni derechos. En palabras del defensor de la Tercera Edad, Eugenio Semino, “hay explotación laboral en la tercera edad porque muchos, por necesidad, aceptan cualquier puesto”.
AHORA está siempre acompañando a los jubilados. Ayer y siempre. Porque no se trata sólo de números, sino de vidas reales que merecen dignidad, respeto y cuidado. La situación es grave, y exige respuestas urgentes.
