El “Muñeco” empieza a planear el futuro sin Mastantuono y con varios nombres en carpeta. La Libertadores, obsesión y revancha.
Mientras los hinchas todavía mastican la bronca por la eliminación en el Mundial de Clubes, Gallardo ya trabaja en el River que viene. Sin demasiado tiempo para lamentos, el DT sabe que la reconstrucción es urgente: el Clausura arranca en dos semanas y los octavos de la Libertadores ya asoman en el horizonte.
El primer gran cambio es inevitable: Franco Mastantuono jugó su último partido en Núñez, y tras su millonario pase al Real Madrid dejará un vacío difícil de llenar. A sus 17 años, el pibe se va con siete goles, cuatro asistencias y una proyección descomunal.
Pero River no se queda quieto. El mercado ya se activó con nombres concretos: Maxi Salas (Racing) está cerca, y también hay negociaciones avanzadas con Lucas Cepeda, joven delantero chileno de buena temporada en Colo Colo. En paralelo, suenan otros como Lautaro López para el mediocampo y una opción para cubrir la posible salida de Román Vega al fútbol europeo.
El gran interrogante ahora pasa por la recuperación anímica y futbolística del grupo. Sin Driussi (lesionado), el equipo perdió uno de sus engranajes clave. Gallardo lo sabe y apunta a recuperar la intensidad y el juego asociado que los llevó a competir a gran nivel en el primer semestre.
AHORA, con sus enviados deportivos, seguirá observando y ojeando el Mundial de Clubes, pero en Núñez ya se respira Copa. Porque la meta está clara: volver a levantar la Libertadores.
Y en estos días de replanteo, el calendario no perdona: se cumple un nuevo aniversario del descenso de River Plate, una herida que aún duele. AHORA recuerda el llanto de los riverplatenses, aquel 26 de junio que quedó grabado a fuego en la historia del fútbol argentino. La memoria está viva. Y la revancha, más vigente que nunca.
